¿Qué caracteriza a un espacio bien diseñado?
Es una pregunta que genera muchas respuestas. Quizás estés pensando en cómo éste promueve el trabajo o la actividad en cuestión. O en un espacio que sea saludable para los ocupantes y el medio ambiente. O, tal vez, en un espacio que equilibra hábilmente las necesidades de quienes lo usan con los costos de crearlo.
En última instancia, el objetivo de un entorno interior es avanzar en la intención de un espacio e involucrar al usuario de manera significativa. Una forma de hacerlo es diseñando espacios para activar los cinco sentidos básicos: vista, sonido, tacto, olfato y gusto.
La importancia de involucrar los sentidos
¿Alguna vez has experimentado ese sorprendente momento de déjà vu cuando un aroma familiar o los primeros compases de una canción en la radio evocan una emoción inesperada o regresan a un recuerdo lejano?
Como individuos, tomamos información a través de nuestros sentidos, creando conciencia (percepción). Luego, procesamos esa información en nuestra comprensión (cognición), que a su vez da forma a nuestra realidad. Pasamos nuestros primeros años tratando de «dar sentido» al mundo: ver, tocar, oler, probar y escuchar lo que nos rodea. Las conexiones multisensoriales que se forman en nuestro cerebro nos permiten crear significado y memoria.1
Aunque tendemos a considerar nuestros sentidos individualmente, en realidad funcionan en conjunto. Un ensayo introductorio a la exposición de Cooper Hewitt, The Senses: Design Beyond Vision explica este fenómeno. “Las personas perciben los objetos y espacios con sonido y tacto, así como con visión. Las personas experimentan el sonido al sentir las vibraciones y al ver los movimientos, así como al escuchar a través del oído”. Mientras a más sentidos nos involucramos, más fuertemente estamos atados a un momento, un objeto, un espacio. Como resultado, el diseño evoluciona para incorporar la experiencia sensorial en los lugares donde vivimos y trabajamos.
Donde la ciencia y el diseño se conectan
Puedes influir en cómo se sienten las personas dentro de un espacio a través del diseño físico. Los aspectos físicos de un espacio no solo incitan cómo nos movemos, sino que también crean un estado de ánimo o energía que nuestros cerebros perciben, tanto consciente como inconscientemente. Esta percepción se procesa en nuestro sentido del yo y nuestra mayor experiencia dentro de un entorno.
Para crear una experiencia significativa para las personas en un espacio, debes diseñar para involucrar la mente (percepción y cognición) y el cuerpo (los sentidos «físicos») con un entorno diseñado intencionalmente. Piensa en ello como una ecuación simple:
Mente + Cuerpo + Medio Ambiente = Experiencia
Esta es la intersección de la neurociencia, la psicología y el diseño: investigaciones actuales están comenzando a demostrar lo que nosotros, como diseñadores, entendemos acerca de cómo las personas interactúan con sus entornos. Es decir, que las personas están influenciadas por lo que ven, lo que oyen, lo que tocan, lo que huelen y lo que prueban. Estas experiencias multisensoriales inspiran reacciones más fuertes y más memorables.
Un excelente ejemplo de esta intersección ciencia / diseño: A Space for Being de Google en la Semana del Diseño de Milán de este año. La instalación interactiva consistió en tres salas con experiencias sensoriales claramente diferentes; a medida que las personas se movían por cada espacio, una banda sensorial portátil registraba sus respuestas fisiológicas. Esto permitió a los investigadores cuantificar la respuesta consciente de una persona a cada habitación junto con su respuesta corporal inconsciente. El experimento de Google es un paso adelante en el desarrollo de una comprensión más profunda de cómo las elecciones de diseño afectan la percepción de un espacio.
«La arquitectura es el arte de la reconciliación entre nosotros y el mundo, y esta mediación se lleva a cabo a través de los sentidos». – Juhani Pallasmaa
Cómo diseñar para los sentidos
Nuestros cerebros anhelan constantemente la estimulación. Es por eso que nos encanta estar en la naturaleza, con su variación infinita de imágenes, olores y sonidos. No sólo es el cielo sensorial; es mental y físicamente restaurador.
Pero dado que pasamos aproximadamente el 90% de nuestro tiempo en interiores2, los diseñadores y arquitectos tienen la responsabilidad de hacer que nuestros ambientes interiores sean igual de saludables y estimulantes. Así que, ¿cómo haces eso?
Se trata de un enfoque de diseño centrado en el ser humano.
En los espacios de trabajo específicamente, es más probable que las personas se involucren con su entorno a través de la vista, el sonido y el tacto. Considera la forma de un espacio, el color de una pared, la luz de una ventana, la comodidad de un textil, el sonido de un piso. Cada uno de estos momentos son oportunidades clave para pensar sobre las señales sensoriales de un espacio y la experiencia que desea que tengan las personas. ¿Está destinado a ser activo y colaborativo? ¿Tranquilo y relajante? Esto influirá en los materiales que uses dentro del lugar de trabajo para crear significado y estado de ánimo, la base de elementos como la marca, la cultura y el bienestar de los empleados.
Elegir los materiales correctos
La vista es probablemente el sentido en el que más nos apoyamos. Cuando miramos un mueble, por ejemplo, podemos decir muchas cosas al respecto. Podemos decir si es estéticamente agradable. Podemos hacernos una idea si es de buena calidad o no. Podemos anticipar cómo se comportará cuando lo usemos.
Nuestro sentido del tacto nos informará de la misma manera. Podemos sentir si una alfombra es lujosa o plana mientras la atravesamos. Podemos decir si una silla es cómoda o no después de instalarse durante unos segundos.
Y, por supuesto, podemos escuchar las diferencias en los materiales cuando entramos en una habitación. Un espacio con mucha textura es más silencioso para nuestros oídos que un espacio abierto con superficies limpias y brillantes.
Cada una de esas entradas sensoriales informará nuestros sentimientos sobre un espacio y si lo usaremos para su propósito previsto.
Por lo tanto, cuando elijas materiales para un proyecto, quizás te hagas algunas de las siguientes preguntas:
- ¿Este material enriquece la intención y la experiencia del espacio?
- ¿Cómo estimula múltiples sentidos?
- ¿Cómo se involucrará la gente con esto?
- ¿Cómo se comportará y funcionará este material?
- ¿Cómo funcionará con otros materiales que haya elegido?
- ¿Cómo interactuará con elementos naturales (luz, aire, sonido, temperatura) en el espacio durante todo el día?
- ¿Cómo contribuye a la experiencia física y emocional del usuario?
Nuestra comprensión del entorno construido y su impacto en el sistema nervioso está evolucionando a un ritmo revolucionario. Por lo tanto, usa tu comprensión de las experiencias sensoriales como una herramienta funcional para influir en cómo las personas perciben el espacio. Eleva tu enfoque de diseño para crear espacios y elige materiales teniendo en cuenta la experiencia humana. Esto hará que tu diseño no solo sea más bello sino también más «sensible».
1 Why Sensory Design? (2018) [blog post] Available at: https://www.cooperhewitt.org/2018/04/03/why-sensory-design/
2 U.S. Environmental Protection Agency. 1989. Report to Congress on indoor air quality: Volume 2. EPA/400/1-89/001C. Washington, DC.
Una respuesta a “¿Cómo es que involucrando los sentidos se crea un diseño significativo?”
¡Magnífico artículo! Esta claro que el diseño emocional es clave para crear nuevas experiencias, despertar o revivir sensaciones en nuestro cerebro. Se debería utilizar muchísimo más.
¡Hay tanto para innovar en este campo sobre el diseño emocional…!