El pequeño y tranquilo pueblo de Kamikatsu se encuentra en la isla de Shikoku en Japón, y tiene como objetivo convertirse en la primera comunidad libre de desechos del mundo para fines de 2020. Aproximadamente 1,500 habitantes ya separan sus desechos en 45 categorías con una tasa de reciclaje ya han superado más del 80%. Antes de que se introdujera la llamada política de cero residuos en 2003, Kamikatsu también siguió la forma habitual de eliminación de residuos a través de una planta de incineración local. Sin embargo, esto tuvo consecuencias visibles para el pueblo y el medio ambiente con el tiempo. Por lo tanto, el gobierno decidió cerrar la planta y encontrar una alternativa económica y ecológica. Dado que el incinerador más cercano está lejos, sería mucho más costoso transportar la basura que simplemente reciclarla.
Un pequeño pueblo con grandes metas
El centro de reciclaje está ubicado en el sitio de la antigua planta de incineración. Los residentes deben asignar su basura previamente clasificada en los contenedores correctos: los metales se dividen en cinco tipos diferentes, el plástico en seis y el papel incluso en nueve. Los empleados en el sitio verifican la asignación de desechos, las botellas se lavan a fondo, se retiran las etiquetas. La mayoría de los residentes compostan desechos orgánicos en su propio jardín, todo lo demás termina en una estación central de recolección de desechos. Lo que inicialmente parecía inusual e inconveniente para los residentes ahora se ha convertido en un hábito para ellos. Kamikatsu también se beneficia económicamente de esta meticulosa separación de desechos, ya que los desechos bien clasificados se venden y los ingresos vuelven a la aldea. A finales de 2020, el pueblo quiere evitar por completo la producción de residuos y convertirse así en la primera ciudad del mundo con cero residuos.
Una señal de más sustentabilidad
Como el reciclaje no es la solución al problema del plástico y la basura, existe una tienda llamada Kuru-Kuru en Kamikatsu. Los residentes pueden cambiar sus artículos usados por otras cosas de forma gratuita, de modo que se interrumpa el ciclo de consumo. Alrededor de 15 toneladas de bienes cambian de dueño cada año. También hay una fábrica de Kuru-Kuru, donde los lugareños cosen ropa nueva y bolsos de ropa vieja.
La casa comunitaria de Kamikatz
La casa comunitaria de ocho metros de altura es un símbolo de los objetivos de cero desperdicio de Kamikatsu, porque fue construida exclusivamente con materiales de casas demolidas. Los azulejos de una antigua fábrica sirven como piso, las botellas como candelabros y el periódico como revestimiento de paredes. Se está utilizando un calentador neutro en carbono con ramas del bosque colindante. El edificio incluye una cervecería y un pub y sirve como punto de encuentro para la comunidad. La idea de este concepto de construcción sustentable proviene de la oficina de arquitectura Hiroshi Nakamura & NAP, que ya ganó el Premio de Edificios Sostenibles WAN 2016 con esta construcción.