Un entorno de trabajo con un silencio lúgubre puede ser muy intimidante.
Algunos sonidos en cualquier entorno de trabajo usualmente son deseables: cómodos sonidos de fondo como el suave, indescifrable murmullo de colegas hablando, el gusto de música particular de cada persona o tal vez sonidos de la naturaleza que vienen a través de las ventanas. Sin embargo, mucho del sonido en entornos de trabajo no es deseable: teléfonos sonando, ruidos electromecánicos, música de otras personas, etc. Llamados a estos sonidos no deseados, “ruido”.
Es importante tener un profundo entendimiento de cómo estos ruidos no deseados afectan a la personas en entornos de trabajo y cuál es la mejor manera para mejorar dichos espacios con ajustes acústicos óptimos.
Entendiendo cómo funciona el sonido
El sonido es simplemente vibración audible conducida a través de un medio. En espacios cerrados, existen dos formas de conducción.
Sonidos conducidos por el aire incluye a todos los sonidos generados dentro de un cuarto o transmitidos por el aire. Usualmente, estos incluyen a personas hablando, tecleando, caminando o moviendo objetos; teléfonos, ruido de calefacción, ventilación y equipo de aire acondicionado (HVAC); impresoras; y sistemas de sonido/música.
Sonidos conducidos por estructuras incluyen sonidos generados por cualquier impacto físico en el edificio o transmitido a través de la misma estructura, los cuales incluyen pisadas en el piso superior, vibración de equipo pesado como una planta HVAC o el sonido de taladros o de impacto de martillos en cuartos adyacentes.
Medimos la cantidad de sonido en decibeles (dB), una escala logarítmica donde un increment0 de 10 dB es percibido como el doble de nivel de sonido, o una reducción de 10dB es percibido como la mitad. 30 dB es bastante bajo, por ejemplo, un cuarto de noche. Una oficina típica tiene alrededor de 50-60 dB.
El problema con el ruido
Las personas pasan una gran parte de su tiempo en sus oficinas, donde el ruido afecta negativamente la productividad, la salud y la satisfacción de los trabajadores. Para ponerlo en términos simples, esto significa que el ruido es malo para los negocios.
El ruido perturba la concentración
De acuerdo con la Encuesta de Entornos de Trabajo 2013 de Gensler las personas pasan más de la mitad de su tiempo de trabajo haciendo tareas que requieren concentración. A la mayoría de trabajadores les cuesta trabajo concentrarse en entornos abiertos que han sido diseñados para la colaboración. A pesar de que las personas se pueden acostumbrar a ruidos constantes e invariables, los ruidos interrumpidos limitan severamente la productividad de los trabajadores. De acuerdo con la profesora Gloria Mark de UC Irvine, a las personas les toma 23 minutos volver a concentrarse después de haber sido interrumpidos.
El ruido daña la salud
Existen vínculos bien establecidos entre la exposición a largo plazo a ruidos y enfermedades coronarias o embolias, así como al estrés, presión arterial alta y otras condiciones. Dicho tipo de ruidos no tienen que ser extremadamente fuertes: estudios demuestran que el nivel de peligro es solo 65dB, el cual muchas veces es alcanzado en oficinas ruidosas y especialmente en espacios sociales como cafeterías y cantinas.
El ruido daña las comunicaciones
A mayoría de las personas están familiarizadas con el efecto coctel, en el cual es imposible entender lo que una persona nos dice en un grupo por culpa del ruido que hacen todos los demás. La mala acústica crea más ruido y, por lo tanto, afecta la capacidad de las personas comprenderse entre sí.
Para mayor información sobre los efectos negativos del ruido en el entorno de trabajo, vea el siguiente video:
Resolviendo el problema de ruido con buena acústica
Muchas veces, los arquitectos y diseñadores modernos usan materiales duros porque se ven más limpios y a la moda, y son más duraderos y fáciles de limpiar. Sin embargo, debido a que los diseñadores usualmente tienen poca o ninguna capacitación en acústicas, no entienden los efectos de este tipo de diseño. La mala acústica incrementa los niveles de ruido radicalmente y, mientras más fuerte sea el ruido, mayores serán los impactos negativos.
En contraste, estudios demuestran que una acústica bien diseñada mejora la efectividad, bienestar y felicidad de las personas que trabajan y viven en estos espacios. Un buen diseño de oficinas que toma en consideración la estética visual, al sostenibilidad, el valor económico y los efectos acústicos puede lograr el balance perfecto para la salud, efectividad y felicidad de los trabajadores.